Thomas Berger : Ingeniero encargado de negocios de Géolithe

“Permanecer, es existir. Viajar, es vivir”

¿Es el trabajo un obstáculo para la libertad del hombre? ¿Es el trabajo un obstáculo para viajar, para ampliar el horizonte y para mirar, como lo destacaba Marcel Proust, “con nuevos ojos”? Para Thomas Berger, la respuesta es negativa, ya que el trabajo debe ser sinónimo de libertad, la de emprender y de actuar y no puede implicar un obstáculo en la realización y el desarrollo de una persona. Sin embargo, hay que procurarse los medios. A pesar de que cuando era más joven Thomas pensaba que tenía que estudiar una
carrera en el área de la meteorología, finalmente su realización irá por otra vía: la de la geotécnica. Para ello, a los 14 años Thomas abandona Bugey, su ciudad natal, por la región de Haut-Rhin y el valle de Munster, lugar al cual trasladaron a su padre, agente en la ONF. Después de terminar el colegio en Munster, se va a Estrasburgo donde ingresa a las clases preparatorias de Física-Química que no lo llevarán a estudiar meteorología como había pensado, sino a la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Grenoble, en 1998. Esta elección no es nada casual, ya que la capital de los Alpes ofrece una óptima calidad de vida y es un lugar extraordinario para practicar deportes.

Sus principales pasiones son la bicicleta, la excursión, el alpinismo y el esquí de fondo, al igual que los viajes que logra conciliar con sus estudios, ya que en el año 2000, quien reconoce tener un carácter más bien nórdico, aprovecha la oportunidad de estudiar un año en Suecia, en el KTH Real Institute of Technology de Estocolmo. Antes de graduarse en 2001, con apenas veintitrés años, Thomas aprovecha un período de prácticas de final de estudios para integrarse a Inddigo y trabajar en la creación de centros de almacenamiento de residuos y en las interacciones suelo-residuos. La idea de trabajar en este ámbito comienza a rondar en su mente, pero Thomas desea imperativamente conjugarlo con su pasión por los viajes y por lo tanto piensa en expatriarse. Pero, antes de lanzarse en el mercado laboral, se va a Ecuador, Perú y Bolivia para probar el andinismo. Como anécdota, fue en las pendientes bolivianas que recibió y aceptó una propuesta de Indiggo que correspondía perfectamente a sus expectativas: ir dos años a Brasil, entre Sao Paulo y Bello Horizonte para realizar estudios en el marco de la creación y la rehabilitación de un centro de almacenamiento de residuos para continuar luego con una misión a Siria junto al Ministerio del Medio Ambiente local. Las pendientes bolivianas que hicieron soñar a Thomas vuelven a aparecer en su vida, ya que de regreso en Chambéry en 2004 y mientras los proyectos de expatriación eran pocos en Indiggo, Thomas aprovecha la oportunidad de integrar el IRD y el laboratorio de glaciología de Grenoble para partir a Bolivia durante dos años. En su nueva oficina, a 5.600 metros sobre el Huayna Potosí, realiza junto a franceses y bolivianos, estudios glaciológicos sobre la problemática de la retirada de los glaciares y
participa en distintas misiones de cooperación, particularmente en México y Chile. Más que un trabajo, realiza ahí nuevos encuentros, entre ellos conoce a su futura esposa, ingeniero hidráulico, con quien tendrá tres hijos. De regreso en Francia en 2007, ambos extrañan viajar al extranjero y deciden partir hacia la Reunión donde Thomas tendrá la oportunidad de ingresar a Géolithe y de participar en el desarrollo de la agencia Reunión y Mayotte hasta fines de 2011.

En Géolithe, actualmente participa desarrollando el área de protección de las infraestructuras contra las caídas de rocas y avalanchas principalmente en la zona del Océano Índico y Sudamérica, zonas y países que le interesan mucho y con los cuales tiene una gran afinidad. Su tiempo libre, Thomas lo pasa viajando, disfrutando de su familia, con quien no duda en lanzarse en distintas “aventuras”, como viajes itinerantes en bicicleta, y a menudo imaginando que vive en el extranjero, con mujer e hijos, para ofrecerles la oportunidad de desarrollarse plenamente y de vivir una nueva vida, ya que permanecer es existir, pero viajar, es vivir…

¿Es el trabajo un obstáculo para la libertad del hombre? ¿Es el trabajo un obstáculo para viajar, para ampliar el horizonte y para mirar, como lo destacaba Marcel Proust, “con nuevos ojos”? Para Thomas Berger, la respuesta es negativa, ya que el trabajo debe ser sinónimo de libertad, la de emprender y de actuar y no puede implicar un obstáculo en la realización y el desarrollo de una persona. Sin embargo, hay que procurarse los medios. A pesar de que cuando era más joven Thomas pensaba que tenía que estudiar una
carrera en el área de la meteorología, finalmente su realización irá por otra vía: la de la geotécnica. Para ello, a los 14 años Thomas abandona Bugey, su ciudad natal, por la región de Haut-Rhin y el valle de Munster, lugar al cual trasladaron a su padre, agente en la ONF. Después de terminar el colegio en Munster, se va a Estrasburgo donde ingresa a las clases preparatorias de Física-Química que no lo llevarán a estudiar meteorología como había pensado, sino a la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Grenoble, en 1998. Esta elección no es nada casual, ya que la capital de los Alpes ofrece una óptima calidad de vida y es un lugar extraordinario para practicar deportes.

Sus principales pasiones son la bicicleta, la excursión, el alpinismo y el esquí de fondo, al igual que los viajes que logra conciliar con sus estudios, ya que en el año 2000, quien reconoce tener un carácter más bien nórdico, aprovecha la oportunidad de estudiar un año en Suecia, en el KTH Real Institute of Technology de Estocolmo. Antes de graduarse en 2001, con apenas veintitrés años, Thomas aprovecha un período de prácticas de final de estudios para integrarse a Inddigo y trabajar en la creación de centros de almacenamiento de residuos y en las interacciones suelo-residuos. La idea de trabajar en este ámbito comienza a rondar en su mente, pero Thomas desea imperativamente conjugarlo con su pasión por los viajes y por lo tanto piensa en expatriarse. Pero, antes de lanzarse en el mercado laboral, se va a Ecuador, Perú y Bolivia para probar el andinismo. Como anécdota, fue en las pendientes bolivianas que recibió y aceptó una propuesta de Indiggo que correspondía perfectamente a sus expectativas: ir dos años a Brasil, entre Sao Paulo y Bello Horizonte para realizar estudios en el marco de la creación y la rehabilitación de un centro de almacenamiento de residuos para continuar luego con una misión a Siria junto al Ministerio del Medio Ambiente local. Las pendientes bolivianas que hicieron soñar a Thomas vuelven a aparecer en su vida, ya que de regreso en Chambéry en 2004 y mientras los proyectos de expatriación eran pocos en Indiggo, Thomas aprovecha la oportunidad de integrar el IRD y el laboratorio de glaciología de Grenoble para partir a Bolivia durante dos años. En su nueva oficina, a 5.600 metros sobre el Huayna Potosí, realiza junto a franceses y bolivianos, estudios glaciológicos sobre la problemática de la retirada de los glaciares y
participa en distintas misiones de cooperación, particularmente en México y Chile. Más que un trabajo, realiza ahí nuevos encuentros, entre ellos conoce a su futura esposa, ingeniero hidráulico, con quien tendrá tres hijos. De regreso en Francia en 2007, ambos extrañan viajar al extranjero y deciden partir hacia la Reunión donde Thomas tendrá la oportunidad de ingresar a Géolithe y de participar en el desarrollo de la agencia Reunión y Mayotte hasta fines de 2011.

En Géolithe, actualmente participa desarrollando el área de protección de las infraestructuras contra las caídas de rocas y avalanchas principalmente en la zona del Océano Índico y Sudamérica, zonas y países que le interesan mucho y con los cuales tiene una gran afinidad. Su tiempo libre, Thomas lo pasa viajando, disfrutando de su familia, con quien no duda en lanzarse en distintas “aventuras”, como viajes itinerantes en bicicleta, y a menudo imaginando que vive en el extranjero, con mujer e hijos, para ofrecerles la oportunidad de desarrollarse plenamente y de vivir una nueva vida, ya que permanecer es existir, pero viajar, es vivir…

¿Es el trabajo un obstáculo para la libertad del hombre? ¿Es el trabajo un obstáculo para viajar, para ampliar el horizonte y para mirar, como lo destacaba Marcel Proust, “con nuevos ojos”? Para Thomas Berger, la respuesta es negativa, ya que el trabajo debe ser sinónimo de libertad, la de emprender y de actuar y no puede implicar un obstáculo en la realización y el desarrollo de una persona. Sin embargo, hay que procurarse los medios. A pesar de que cuando era más joven Thomas pensaba que tenía que estudiar una
carrera en el área de la meteorología, finalmente su realización irá por otra vía: la de la geotécnica. Para ello, a los 14 años Thomas abandona Bugey, su ciudad natal, por la región de Haut-Rhin y el valle de Munster, lugar al cual trasladaron a su padre, agente en la ONF. Después de terminar el colegio en Munster, se va a Estrasburgo donde ingresa a las clases preparatorias de Física-Química que no lo llevarán a estudiar meteorología como había pensado, sino a la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Grenoble, en 1998. Esta elección no es nada casual, ya que la capital de los Alpes ofrece una óptima calidad de vida y es un lugar extraordinario para practicar deportes.

Sus principales pasiones son la bicicleta, la excursión, el alpinismo y el esquí de fondo, al igual que los viajes que logra conciliar con sus estudios, ya que en el año 2000, quien reconoce tener un carácter más bien nórdico, aprovecha la oportunidad de estudiar un año en Suecia, en el KTH Real Institute of Technology de Estocolmo. Antes de graduarse en 2001, con apenas veintitrés años, Thomas aprovecha un período de prácticas de final de estudios para integrarse a Inddigo y trabajar en la creación de centros de almacenamiento de residuos y en las interacciones suelo-residuos. La idea de trabajar en este ámbito comienza a rondar en su mente, pero Thomas desea imperativamente conjugarlo con su pasión por los viajes y por lo tanto piensa en expatriarse. Pero, antes de lanzarse en el mercado laboral, se va a Ecuador, Perú y Bolivia para probar el andinismo. Como anécdota, fue en las pendientes bolivianas que recibió y aceptó una propuesta de Indiggo que correspondía perfectamente a sus expectativas: ir dos años a Brasil, entre Sao Paulo y Bello Horizonte para realizar estudios en el marco de la creación y la rehabilitación de un centro de almacenamiento de residuos para continuar luego con una misión a Siria junto al Ministerio del Medio Ambiente local. Las pendientes bolivianas que hicieron soñar a Thomas vuelven a aparecer en su vida, ya que de regreso en Chambéry en 2004 y mientras los proyectos de expatriación eran pocos en Indiggo, Thomas aprovecha la oportunidad de integrar el IRD y el laboratorio de glaciología de Grenoble para partir a Bolivia durante dos años. En su nueva oficina, a 5.600 metros sobre el Huayna Potosí, realiza junto a franceses y bolivianos, estudios glaciológicos sobre la problemática de la retirada de los glaciares y
participa en distintas misiones de cooperación, particularmente en México y Chile. Más que un trabajo, realiza ahí nuevos encuentros, entre ellos conoce a su futura esposa, ingeniero hidráulico, con quien tendrá tres hijos. De regreso en Francia en 2007, ambos extrañan viajar al extranjero y deciden partir hacia la Reunión donde Thomas tendrá la oportunidad de ingresar a Géolithe y de participar en el desarrollo de la agencia Reunión y Mayotte hasta fines de 2011.

En Géolithe, actualmente participa desarrollando el área de protección de las infraestructuras contra las caídas de rocas y avalanchas principalmente en la zona del Océano Índico y Sudamérica, zonas y países que le interesan mucho y con los cuales tiene una gran afinidad. Su tiempo libre, Thomas lo pasa viajando, disfrutando de su familia, con quien no duda en lanzarse en distintas “aventuras”, como viajes itinerantes en bicicleta, y a menudo imaginando que vive en el extranjero, con mujer e hijos, para ofrecerles la oportunidad de desarrollarse plenamente y de vivir una nueva vida, ya que permanecer es existir, pero viajar, es vivir…